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Mano a la barra. Sientes la madera bajo tus manos, esa preciosa textura que tanto te gusta. Levantas la pierna, la apoyas en ésta, y estiras. Después escuchas a tu profesora decirte los ejercicios en francés, y tus los haces encantada. Sientes la música filtrarse por cada parte de tu cuerpo, y sientes como te dejas llevar. Miras a tu mano, nunca te puedes olvidar de eso. Sonríes, metes barriga y metes culo. 

Levantas la cabeza, desafiando a cualquier melodía que se interponga entre tu pasión y el baile. 

Y te das cuenta, que te da igual perderte un millón de tardes de viernes sin salir, porque realmente disfrutas bailando, y nunca dejaras de disfrutar. 

Que te encanta ver peliculas de ballet, y después de verlas te llevas toda la tarde dando saltitos por tu casa como una niña pequeña.