"Si no hablan de ti, no eres nadie."
- Blair Waldorf

18/1/11

Un paso de baile (capitulo 3)

27 de Junio
Un sonido de unas ruedas se escuchó desde el fondo del pasillo de embarque. Pedro miró a la dirección desde donde provenía el sonido. De repente, una guapa chica morena, de quizás unos 15 años, aparece cargada de maletas, y con unas Ray-Ban verdes puestas en los ojos. Era verano, y ese día en Sevilla estaba haciendo una temperatura muy alta, unos treinta y cinco grados al sol. Ella iba vestida con unos pantalones cortos, muy cortos quizás para la vista de aquel chico, y llevaba una camiseta de tirantes ajustada. Pedro estaba alucinado. Él tenía 18 años, y era bailarín. Pero sus padres nunca habían estado de acuerdo, y nunca le habían querido llevar ni apuntar a ningún sitio. Así que, desde que aprendió a montar en bici, cada día iba a unas clases que daba la vecina de la calle paralela. Ésta le dió las clases gratis a Pedro hasta que ya se hizo muy mayor. Al cumplir los dieciocho el mes pasado, le había comunicado a sus padres que se iba a Londres, y que como ya era mayor de edad, no se lo podían impedir.
- Perdone, ¿su tarjeta de embarque por favor?
- Amm, si, aquí está- se había quedado absorto en sus pensamientos, y no se había dado cuenta de que la cola había avanzado.
- Muy bien, pase.
Pedro se giró para buscar una vez más a aquella preciosa chica, pero no la vio.
Defraudado se dirigió al autobús que le dejaría en la puerta del avión.


Paula sacó el móvil de su bolsillo del pantalón y marcó el número de su madre.
- Dime Paula cariño, ya has embarcado?
- Si mamá, estoy andando hacia el autobús que me lleva al avión, te he llamado para que te quedaras tranquila, que después tendré que apagar el móvil.
- Ah, vale hija, ten cuidado, y llámame nada más que aterrices- la voz de Martina todavía seguía entrecortada   de lo que había llorado al despedirse de su única hija.
- Vaaaaaaaaaaaaaaaaaale. Oye, me voy no vaya a ser que el autobús se marche
- Perfecto, te quiero cariño
- Yo también te quiero, mamá
Paula metió la BlackBerry en su bolso y se secó las lagrimas que había soltado al hablar con ella.
Vió que el autobus se iba, y empezó a correr hacia él. Cuando llegó dió unos portazos en la puerta.
Un chico muy guapo se acerco y se la abrió.
- Pasa
-Gracias
Paula sintió un enorme cosquilleo por su estomago.

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